
Visita a Capula, Michoacán, entre artesanas y cocineras.
Recientemente tuve la oportunidad de visitar Capula, en una visita a través del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias, capítulo Michoacán, en donde participo, en la que acercamos a las artesanas a opciones de microcréditos que ofrece el gobierno del estado, promoviendo la inclusión financiera.
En estos eventos es un gusto ver a las mujeres artesanas y como se apoyan entre ellas. Capula es una comunidad que pertenece al municipio de Morelia y es famosa por los trabajos que realizan las manos creativas de sus artesanos en los que se refleja el espíritu artístico de estos alfareros.


En esta importante comunidad alfarera de Michoacán, familias enteras por generaciones han elaborado piezas decorativas y utilitarias, en especial hermosas vajillas con el sello inconfundible de Capula, que es el capulineado. Su diseño se hace en honor a la flor de capulín, que es un árbol que abunda en la zona y por el cual Capula lleva este nombre, cuyo significado en nahua es lugar de capulines. Esta flor de los capulines la plasman en sus singulares vajillas, con una serie de puntos.
Otra de las artesanías más reconocidas de este pueblo típico de Michoacán son las Catrinas, que le han hecho ganar fama a Capula. Si tienes la oportunidad de venir a este pintoresco lugar, no dejes de adquirir una de estas delicadas piezas.

Desde que nuestra presidenta en el Consejo nos comentó la posibilidad de ir a visitar a las artesanas de Capula, me entusiasmé con la idea de ir a visitarlas y conocerlas. Nos habló sobre el deseo de estas mujeres por salir adelante, quienes continúan con el noble oficio que sin duda refleja su creatividad inherente, gracias a la cual logran obtener una remuneración económica, sustento de sus familias.
Llegando a Capula, tuvimos la oportunidad de comer el famoso mole de Capula. Esta tenencia del Municipio de Morelia es famosa por el buen mole que se prepara ahí, con diferentes variedades como el mole de guayaba, que es una exquisitez.
Ya hablando de gastronomía a este evento nos acompañó una cocinera tradicional muy querida y apreciada en el Consejo que poco a poco sigue avanzando y logrando visibilidad. Me refiero a Doña Elvira Milian. Durante la comida, mientras hablábamos de gastronomía ella amablemente escuchaba, con una actuación muy discreta, dando espacio para que se hablara de Capula que era el lugar en donde nos encontrábamos.
Sin embargo, terminado la comida y mientras nos dirigíamos al salón en donde tendríamos nuestro encuentro con artesanas; reconozco que me retrasé un poco conversando con Doña Elvira amenamente. Continué preguntándole de los moles que fue el tema en la comida y por supuesto, la cocina tradicional. Así comenzó a platicarme como vivía la gente en estas comunidades cuando ella era pequeña y sobre todo su forma de alimentación.
Su familia era de Sanambo y la Puerta de Cuenembo y posteriormente fueron a Quiroga antes de venir a Morelia. Recuerda que su Mamá y su abuela iban a recolectar quintoniles, quelites y patitas de pájaro, para comer. Pero también disfrutaban de los huazontles, huitlacoche, verdolaga y acelgas. Una alimentación muy sana en donde utilizaban productos de la milpa como las calabacitas, la flor de calabaza, el frijol y desde luego el chile, indispensable para una buena salsa. Me comento que por su origen humilde era difícil comprar carne, pero primero su abuela y luego su madre buscaban darles una buena alimentación.
Así interrumpimos la plática al llegar al evento, en donde las artesanas amablemente ya nos esperaban con un café de olla.

Entre temas como la importancia de autoemplearse, la salud mental y el financiamiento a través de microcréditos, conocimos de cerca varias de sus iniciativas para generar sus propios negocios. Sin lugar a duda, visitar a este tipo de mujeres nos enriquece enormemente y nos inspira para seguir trabajando e inclusive porque no, lograr generar alianzas con ellas.
Terminado el evento, antes de regresar mientras observábamos el atardecer, continué mi charla con Doña Elvira, ella es una excelente cocinera de gran corazón y poco a poco se ha ido abriendo puertas y ganando visibilidad, participando activamente con nosotras en el Consejo.
Gracias a su buena sazón ha logrado alcanzar sueños que tenía desde su juventud. Hace unos meses logró cristalizar el sueño de tener sus quince años. Así que tuvo sus 15 x 4.
Gracias a su buena sazón ha logrado alcanzar sueños que tenía desde su juventud. Hace unos meses logró cristalizar el sueño de tener sus quince años. Así que tuvo sus 15 x 4. Su creatividad es enorme, y yo deseaba que me contara los detalles de su gran fiesta, en donde no pudieron faltar los platillos que ella prepara con tanto esmero, con los que agasajó a los invitados. ¡Todo un festín!
Orgullosa me comentó que hizo más de 500 corundas, doce cuarterones de maíz para el pozole, el cual preparó en dos variedades; rojo y blanco. Por si fuera poco, preparó el tradicional mole, que ya nos había preparado el día que la conocí y que fuimos a visitarla a su casa. Una receta familiar que ha perdurado por generaciones. Para culminar el banquete, recibió como obsequio por parte de las compañeras del Consejo un hermoso pastel.
Con gran alegría me comentó, que, así como ella aprendió de su Madre a hacer ese delicioso manjar que es el mole, ahora su nieta dice que quiere ser como ella, cocinar como ella y vestirse a la usanza tradicional.
Para acompañar el mole no podían faltar las tortillas recién hechas, pero dentro del abanico de tipos de tortillas que podemos encontrar, a Doña Elvira la distinguen las tortillas de jamaica.
Me explicó que tal era su felicidad que no tuvo tiempo de probar las viandas que preparó, al quedar impresionada de tanta gente que la quiere.
Con sus originales 15 x 4, alcanzó otro sueño que era bailar el vals y para tal ocasión sus hijos fueron los chambelanes y obviamente estuvo engalanada con su vestido de quinceañera.
En esta concurrida fiesta, tuvo el apoyo de las autoridades del Municipio de Morelia, quienes la ayudaron con el mobiliario y la música. De esta forma, Doña Elvira alcanzó su sueño como consecuencia de la autonomía económica que ha logrado gracias a su buena sazón preparando platillos tradicionales de nuestra cocina michoacana.
Una muestra más de como con pequeñas acciones podemos visibilizar a las mujeres y reconocer su valor para preservar el legado gastronómico que tenemos en México.