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El herbario: Menta

El nombre menta viene de Minthes; una adorable ninfa de la mitología clásica que por causa de un hechizo que le practicó Proserpina, la suspicaz esposa de Plutón, sufrió una metamorfosis que la convirtió en la planta de la menta.

Las muchas variedades de menta, entre ellas la que en México se conoce como yerbabuena o hierbabuena (menta spicata), son originarias de Europa y la región del Mediterráneo, pero no tuvo problemas para aclimatarse tanto en el hemisferio Norte como en el Sur.

la menta en el herbario de maria orsini

En los tiempos de la era Greco-Romana, la menta era apreciada como condimento o aperitivo y como perfume para los baños. asimismo , como símbolo de hospitalidad, las hojas eran frotadas sobre las mesas para extraerles el aroma con el que se halagaba a los invitados.

La gran importancia aromática de la menta fue apreciada igualmente por los hebreos, quienes la esparcían en el piso de las sinagogas para que al pisarla los orantes, se produjera un fragante aroma cuya frescura invadiera el recinto.

Se debe a los soldados romanos que la planta se diseminara a través del Imperio y ya para el siglo IX se cultivara en los jardines de los conventos.

la menta en el herbario de maria orsini

Pero con el paso del tiempo, la menta (o yerbabuena) entraron al campo de la cocina, contándose entre los condimentos imprescindibles.

Aunada a su popularidad en el uso culinario, en la Edad Media la menta se apreciaba por el buen resultado obtenido como blanqueador de dientes, cura de heridas producidas por mordeduras de perros rabiosos, preventivo para que la leche no se cortara y repelente de ratas y ratones.

La menta japonesa (Mentha Aurensis) es otra importante variedad que recibe dicho nombre por cultivarse en ese país. Esta es la fuente principal del mentol; uno de los agentes saborizantes de mayor demanda internacional, tanto por su uso en medicina como para innumerables productos alimenticios.

Ambos, el aceite y el té de menta, han sido usados con fines medicinales por sus cualidades antisépticas, estomacales, aromáticas y curativas. Proporcionan alivio para los males benignos y psicológicamente conceden al paciente una sensación de calor y protección; reminiscencias de la infancia cuando la sabiduría materna optaba por un té de yerbabuena en substitución de las desagradables medicinas de patente.

La presencia de la menta siempre es bienvenida. En repostería, salsas, jaleas y vinagres. En bebidas refrescantes, sencillos tés y el sofisticado Mint Julep.

cocteles con whisky, clasicos con glenfiddich
Mint Julep

Son muchos los usos de la menta en la cocina, pero entre ellos hay excepcionales aciertos. La forma en que una salsa o una jalea de menta realzan el particular sabor de la carne y mitigan la fuerza de la grasa del cordero, es aquella en la que se produce un verdadero “mariage”.

Por Armand Dubois

Publicado originalmente en Maria Orsini, el arte del buen comer
Número 16, 1989

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