Dominó Tinto, Vinisterra – Hasta que el corcho haga pop

Empiezo con una confesión. La bodega que hace este vino, Vinisterra, es de mis favoritas en el Valle de Guadalupe desde hace años. Recuerdo que fue de las primeras bodegas pequeñas en ese entonces, hace unos 15 años, que empezaban a hacer vinos ricos de poca producción. Sin embargo, por menos de $400 pesos, este es uno de sus vinos de batalla que no había probado. 

No hay mucho que decir de la etiqueta, sobria, blanca con texto negro, y un toque de rojo, para que el diseñador desquite su sueldo. Este Dominó Tinto se compone de 37% Tempranillo,  28% Grenache, 24% Syrah, y 11% Mourvèdre. Dos porcentajes son números primos, no significa nada pero para los entusiastas de las matemáticas seguro es un dato de color. Con esta alineación vinícola en papel me imagino un vino algo fuerte. Lo abro y me da otra impresión (por eso casi nunca hay que juzgar a los vinos por su etiqueta); ligero, un color púrpura debilucho, como un plumón morado al que se le está acabando la tinta. Ahora, esto en si no es grave, un Pinot Noir casi rosado puede ser muy muy bueno. Le doy sus merecidas vueltas en la copa quesque para la oxigenación, como dirían los expertos. Salen las piernas, largas y vistosas, como listas para enfiestarse. 

Me acerco para olerlo. El alcohol es como una provocación en la nariz “¿qué onda, un tiro a la salida?” Tarda en abrirse, por eso hay que tener paciencia, no te va a buscar a la salida. Luego de varios giros en la copa empiezo a distinguir cosas más allá del alcohol. Tal vez hay algo de ciruela pasa, pero lo que si distingo clarito es caramelo, como si fuera halloween de niño y estuviera comiendo milky ways, de los minis. Me gusta antes de probarlo, me lleva a esos días de suéter y películas de miedo.

Dominó Tinto podría ser una versión líquida del sencillo de Dua Lipa con Elton John, lo escuchas, y bailas, y tarareas “and I think it’s going to be a long, long time”…

Tomo un poco, diría que es una grata sorpresa pero la verdad es que no es sorpresa, esta gente de Vinisterra sabe hacer vinos. Tiene el nivel de astringencia justo para una experiencia relajada, no te deja la lengua como lija. Me sigue gustando después de probarlo. Y me gusta que no hay que detenerse a hacer todo un análisis sobre si tiene dejos a cuero o chocolate o frutos rojos. Seguro los tiene, pero este vino es para otra cosa. Dominó Tinto podría ser una versión líquida del sencillo de Dua Lipa con Elton John, lo escuchas, y bailas, y tarareas “and I think it’s going to be a long, long time”… y ya. Lo sigo probando, quiero estar en una fiesta. Me imagino la música, un lugar cerrado, gente por todos lados, piernas largas y vistosas, poca luz, un montón de cosas pasando al mismo tiempo, yo acercándome a la chica que me gusta para contarle nerviosamente algún chiste malísimo, y este vino en la mano, haciéndome el aguante.

En resumen, Dominó Tinto es para quien no quiere llevar un Finca Las Moras a la fiesta. Te va a hacer quedar bien, lo vas a disfrutar, pero no te va a doler tomártelo al tiempo en un vaso rojo, mientras platicas con alguien al oído.