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¿El mejor Habano?

¿El mejor Habano?

En mi búsqueda de experiencias únicas que fueran lápices que dibujaran sonrisas en mi rostro, encontré hace varios años el mundo de los puros (habanos se asocia habitualmente con el producto elaborado en Cuba), del cual he aprendido sobre vitolas, capas, combustiones, marcas y demás; conceptos que sin duda alguna muchas personas tendrán un mayor conocimiento que un servidor…a pesar de llevar conmigo una muy buena cantidad de catas, no me considero un experto; dejaré esa parte a verdaderos profesionales.

Mi introducción a este ambiente lleno de humo fue de la mano de un verdadero conocedor y experto en el tema (Gracias Pedro!) cuya enseñanza he comentado anteriormente, pues me hizo comprender que para verdaderamente disfrutarlo, mi tutor debía conocer primero mi perfil. Mis preferencias. Mis sabores favoritos. Mis gustos. Con esta información, mi incursión en los tabacos fue sorprendente.

Encontré que los tabacos tienen características muy similares a los vinos, y que estos también pueden maridarse y llevarnos a placeres sin igual; mas el puro tiene una cualidad sin igual: carácter. Un habano con mucho cuerpo después de una comida ligera o bien encendido sin nada de alimento anterior producirá sin lugar a dudas una de las peores experiencias; la ‘cruda de tabaco’. Este carácter es propio del puro, y el comprenderlo nos ayuda a aprovecharlo a nuestro favor.

Nos han dicho que hay marcas de puros que son mas fuertes o mas suaves, cuando esto no es necesariamente cierto. La proporción de hojas de tabaco (volado proporciona combustión, seco aroma y sabor, ligero fuerza) es la que define las características de cada uno y, al igual que en vinos, las parejas ideales.

Un tabaco corpulento (con mucho ligero) será una grata experiencia después de alimentos condimentados o altos en grasa, mientras que uno con baja fuerza (poco ligero) sería opacado en esta circunstancia. Por el contrario, un tabaco de baja fuerza es ideal para media mañana o después de un desayuno. En mi caso, disfruto de un puro en ‘momentos ideales’, no bajo un patrón pre establecido. El puro te exige tiempo, no puedes apresurarlo; por ello las condiciones deben darse para realmente disfrutarlo. De ahí las vitolas o tamaños, existen puros diseñados para disfrutarse en 20 minutos y otros a lo largo de una o dos horas. El puro debe fumarse en una sola ocasión, no dejarlo para terminarlo mas tarde; se puede re encender si es necesario, pero no guardarlo para después, ya que el tabaco adquirirá aromas y sabores desagradables que apocarán las características originales. Recuerda siempre dejarlo -en palabras de un gran amigo y fumador de habanos- morir con dignidad, dejarlo al final encendido en el cenicero, sin aplastarle como cigarrillo. Hay ocasiones en las cuales disfruto de uno o dos en un día; mas pueden pasar meses sin que se den las circunstancias que me inviten a degustar.

Al introducir un tabaco dentro de una experiencia gastronómica, cerramos un ciclo que por una parte trae sabores nuevos a nuestro paladar, y por otra, contribuye a crear un ambiente relajado que propicie el diálogo. En este momento, la pregunta que mas recibo es ¿cuál es el mejor puro?

Sin duda, esto es una pregunta compleja, pues los gustos y preferencias de cada persona son únicos, y lo que para mi puede ser un puro de cien puntos, para otra persona puede ser de tan solo ochenta en una escala de setenta a cien.

Encontré y comprendí la respuesta a este cuestionamiento durante una presentación de ediciones limitadas de Habanos SA, guiada por altos directivos de la empresa en Habana. Tuve la oportunidad de conversar con el director general, y, habano en mano; extendí esa pregunta histórica. Su respuesta fue sencilla pero contundente. ‘El mejor habano es el que tienes en tu boca en este momento’. De inmediato observé la etiqueta del mismo, y el agregó ‘no es la marca ni vitola. Ese habano, en esta noche, con este grupo de gente, con esa bebida, es HOY, el MEJOR habano. Mañana, en otras circunstancias, será otro’.

Para mi, esto fue un gentil recordatorio de una filosofía que sigo día a día en mi vida: vivir cada experiencia con intensidad, sin preocuparme por cual es ‘el mejor’. Si hoy me apetece una tasa de café, lo haré con el que mas placer me traiga (nota: arábica o blue mountain; siempre recién molido y en prensa francesa aunque conocedores de café opinen que existen mejores granos y/o métodos de preparación; respeto su opinión, pero mi café me hace sonreír). No es el mas costoso, pero para mi, el mejor.

Acerca del autor

Gerardo

Ingeniero por educación, aficionado a la comida, relojería, el mundo del vino y habanos por elección. Busco los placeres en las cosas sencillas de la vida a través de experiencias, lo que me llevó a crear AboutLife.club; en donde diseñamos interacciones multi sensoriales para creación de lealtad de marca.

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